La noche es tranquila
El pueblo descansa,
Recobra energías de
El pueblo descansa,
Recobra energías de
Duras jornadas.
De pronto el silencio
Lo rompe un gemido,
De una madre que trae
A este mundo un niño.
Su esposo le ayuda,
Sonido de pajas…
Al caminar nervioso
En la humilde posada.
Afuera en el cielo
Una estrella fugada,
Ilumina la escena
Jamás observada.
Angeles descienden
Tocando trompetas,
Con coros celestes
Anuncian las nuevas.
¡No teman! Les cantan
a los pastores asustados.
¡Hoy Cristo ha nacido!
Del cielo ha llegado.
Será ¡vuestro Rey y Señor!
Pues, Dios lo ha enviado
Para librar al hombre
De tanto pecado.
¡Consumado es!
Ya el niño ha nacido,
Su llanto estremece
El pobre frío.
Su madre lo acuna
Con amor y cariño
Tratando a la vez
De acallar al niño.
¡Ha nacido mi Rey,
Mi Señor ha nacido!
Aclama José
Besando al pequeño.
María sonríe,
Contemplando a su hijo.
Dos lágrimas caen
De sus ojos sencillos.
Se abraza a José
¡Escena bendita…!
Porque en este momento
Llegó al mundo la vida.
Y a la humanidad entera
Que estaba perdida.
Los ángeles cantan
¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Escuchemos sus voces!
Es un canto eterno.
¡Todavía se oye!
—María Luisa Suazo
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