La intelectualidad

La palabra “intelectualidad” se usa mucho como algo negativo en el cristianismo y es lamentable, pues es como estarnos “disparando en los pies.” Intelectualidad es la cualidad cognitiva y racional del alma humana. Todos poseemos intelectualidad y la exteriorizamos cuando usamos nuestro intelecto, ¿cómo podríamos despreciar una característica esencial de nuestra propia alma?

 

La Biblia enseña acerca de la importancia del intelecto cuando habla de entendimiento. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento: «manantial de vida es el entendimiento al que lo posee…» (Pr 16.22a.), «el que posee entendimiento ama su alma…» (Pr 19.8a.). En el Nuevo Testamento, va más allá: «…no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual» (Col 1.9). La palabra usada aquí como inteligencia es sunesis, que literalmente significa intelecto, y el adjetivo espiritual, porque la santificación requiere usar también el intelecto. Por eso Dios mismo invita al hombre: «venid pues y razonemos juntos…» (Is 1.18). Ser espiritual requiere usar el intelecto, ambas cosas van juntas, no separadas. No usar el intelecto puede incluso conducirnos a ser menos santos o menos espirituales.

 

Dios también es un ser con intelecto (Ro 11.34), por eso se habla de la mente de Dios. ¿Se podría pedir a Dios que no use su intelecto y sea más espiritual?  Su mensaje en la Escritura es espiritual, pero requiere el uso de nuestro intelecto (sunesis). El mismo Señor Jesucristo nos enseña: «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» (Mt 22.37.) La palabra traducida como mente es dianoia, que también se puede traducir como intelecto.

 

Entonces, si tenemos una tradición doctrinal que busca la santidad basada en la Escritura, nuestro intelecto—guiado por el Espíritu Santo—debe llevarnos a encontrar la imagen de Cristo en la Escritura y conducirnos a buscar la transformación hacia esa imagen por medio de la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas. Cuando Jesús nos dice: «… dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.» ¿Qué entendemos? O cuando Pablo nos dice que «… quien se opone a la autoridad [gobernadores, leyes, estatutos], a lo establecido por Dios resiste» ¿Qué nos dice el intelecto?

 

--RJM