La Excelencia de Cristo

December 02, 2011

En general, todas las religiones de corriente principalHinduismo, Budismo, Judaísmo, Islamismo y Cristianismocoinciden en que los seres humanos somos seres espirituales en un estado distante y de deterioro frente a la divinidad. Nuestra realidad es que el bien no habita en nuestra carne; porque el querer el bien está en nosotros, pero no el hacerlo. Es decir, no hacemos el bien que queremos, sino el mal que no queremos, eso hacemos. Y las diversas religiones enseñan sus formas para que los humanos establezcan una relación cercana con la divinidad.

El Budismo e Hinduismo establecen una meta espiritual hacia lo divino o la excelencia espiritual a la que supuestamente el individuo llega mediante la ejercitación personal. La meditación trascendental, la ejercitación del cuerpo y la mente, y las dietas representan formas como los humanos pueden elevarse espiritualmente. No existe un sólo dios sino varios que pueden ser invocados dependiendo de la ocasión o situación en la que el individuo se encuentre. El Judaísmo e Islamismo enseñan que el individuo debe guardar un conjunto de reglas o preceptos por medio de las cuales se logra el encuentro de lo divino. En estas religiones el enfoque es que el hombre puede por sí mismo alcanzar a Dios.

El Cristianismo, sin embargo, enfoca la liberación espiritual de la humanidad de una forma totalmente diferente. Se establece que el individuo por sus propios méritos es incapaz de establecer una relación con Dios. Todo lo que el hombre y la mujer humanamente hagan para llegar a ser mejores personasaunque moralmente puede ser muy beneficioses en vano para alcanzar la liberación del espíritu. La situación del hombre es tan empobrecida desde el punto de vista espiritual que por sí mismo no puede escapar, es necesaria la intervención y asistencia del mismo Dios. La Biblia establece que es Dios quien descendió a la tierra para permitir la liberación de la humanidad. Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo (Jn 3:13). Esta gran obra es lo que comúnmente se conoce como la gracia o favor de Dios no merecido hacia el hombre y la mujer. En contraposición a lo que otras religiones enseñan.

Dios anunció a los hombres por medio de profetas la venida del Salvador del mundo, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Fue tan grande e inmenso el amor de Dios por la humanidad que envió a su único hijo, Jesús, al mundo para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Navidad nos recuerda ese gran acontecimiento que marcó la historia de la humanidad en un antes y un después; el día en que nació Jesucristo el Salvador del mundo. Ese es el verdadero significado de lo que celebramos en este mes de Diciembre. Nadie marcó jamás la historia de la humanidad como lo hizo Jesucristo. Por ello Jesús decía a los hombres: vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo (Jn 8:23.) Jesucristo dejó su trono y corona por nosotros, al venir a Belén a nacer. Pero, en el momento del alumbramiento de María, su madre, no le fue dado el entrar al mesón y en pesebre le hicieron nacer. Visitado por pastores y adorado por los reyes del Oriente. Perseguido aún siendo un niño por Herodes, sus padres debieron huir a Egipto para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi Hijo.

Siempre pueden las zorras guaridas tener y las aves sus nidos también. Pero Jesucristo, mientras anunciaba el mensaje de su Padre a los hombres, no tuvo lugar en el cual reclinara su sien. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Algunos al ver su humilde estilo de vida, simplemente no quisieron seguirle. Otros, no agradecieron la sanidad que él proveyó a su lepra. Ellos esperaban un rey en opulencia.  Jesucristo vino con su gran bendición, para dar libertad y salud a la humanidad. Pero con odio y desprecio le hicieron sufrir, aunque vieron su amor y virtud.

Gracias a este niño, engendrado por el Espíritu Santo de Dios, Usted y yo tenemos la posibilidad de tener una relación espiritual, personal y eterna con Dios. Ese es el gran regalo de Jesucristo para la humanidad, no sólo en Navidad, sino disponible todo los días. Por gracia somos salvos, por medio de la fe; y esto no de nosotros pues es don de Dios. Y su gracia aún no se ha agotado, al contrario está más vigente que nunca. ¡Esta es la excelencia de Cristo!

¿Cuál es, estimado hermano, su presente para Jesucristo en esta Navidad? Cristo desea sólo hacer bien a su alma. Y su corazón, es el regalo más precioso que Usted puede dar a Dios en esta Navidad. He aquí, dice el Señor, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Jesucristo le invita cariñosamente.

—Testigo Fiel

No comments:

Post a Comment