2013—el año para una vida inconmovible

January 01, 2013

El 2012 se fue y con él también las profecías Mayas, el oráculo de Shambhala, los tres días de oscuridad y los inminentes contactos con seres extraterrestres. Todo esto no es otra cosa que una mezcla de leyenda, mitología, fábula y teoría de la conspiración. Pero el obstinado esfuerzo de predecir eventos escatológicos no acaba. Algunos ya anuncian el segundo retorno de Jesús para Mayo del 2013—un movimiento cristiano en Estados Unidos falló dos veces el año 2011 en la misma predicción. Otros pronostican que la batalla de Armagedón ocurriría antes del año 2020. El otro extremo es que la ciencia predice 5.000 millones de años antes de que el Sol evolucione a una estrella gigante roja y que por su aumento de tamaño finalmente consuma la tierra.

Sin duda alguna, el 2013 traerá movimientos de todo orden a la tierra. En Hebreos (12) se nos explica que cuando Dios habló desde el monte Sinaí, su voz hizo temblar la tierra, pero ahora él hace otra promesa: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo (v26). Eso significa que toda la creación será agitada y removida, para que sólo permanezcan las cosas inconmovibles. Por tanto, habiendo sido nosotros llamados a ser partícipes de un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia (v28). La vida del discípulo de Cristo debe ser inconmovible, i.e., sólida, firme, o inalterable, no importa lo que suceda en el mundo o lo que otros pronostiquen hacia el futuro.

La diferencia entre poseer una vida inconmovible o una débil es sólo una. Jesús la enseñó. Dos personas pueden estar en un servicio en la iglesia oyendo exactamente la misma exhortación de Jesús para sus vidas, sin embargo, a uno de ellos le es dada una vida inconmovible y al otro no. ¿Cuál es la diferencia? Uno de ellos obedeció a la palabra del Señor y el otro no (leer Mt 7:24-27). Uno de ellos estuvo dispuesto a asumir el costo de edificar su casa—o su vida—sobre la roca y el otro no. Para edificar nuestras vidas sobre la roca debemos cavar en la tierra—que es nuestro corazón, ahondar hasta encontrar la roca y luego poner el fundamento sobre ella (Lc 6:48). El corazón del hombre posee tres compartimentos: la mente, las emociones y la voluntad; en ese orden de profundidad. Jesucristo que es el fundamento (1Co 3:11), no sólo debe ser un deleite para nuestra mente y nuestras emociones, sino que debe ser incrustado en el nivel más profundo del corazón que es nuestra voluntad. Sólo así se produce el fruto de la obediencia. El que hace esto—dice Jesús—es comparado a un hombre sabio, el que no lo hace es como un insensato. El contexto en que se expresa todo esto es luego de que Jesús hubo enseñado lo que está en Mateo 5, 6 y 7. En esos capítulos se encuentra la clave para llevar una vida feliz en el evangelio, ¡pero de verdad feliz!

Obedeciendo a las palabras del Maestro no hay por qué temer a nada que depare el futuro. A pesar de que Dios es omnipotente, o todopoderoso, aun así, hay algo que él nunca hará por nosotros. Esto es, volver el tiempo hacia atrás para deshacer y rehacer lo que equivocadamente un día pudimos haber hecho en el pasado. Pero, en cambio, cada día que llega nos da una nueva oportunidad, y su misericordia se renueva cada mañana, no es misericordia de hace dos o tres días atrás, ¡no es añeja! Tan sólo saber esto de nuestro Dios, debe inspirarnos para con fuerza anhelar este año poseer una vida inconmovible en él. ¡Sí! El año 2013 es el año en que debemos alcanzar esa vida inconmovible que él nos ofrece. Dios es quien está más deseoso de que logremos esa vida inconmovible y la provee hasta que sobreabunda. ¿Creeremos más a los rumores del mundo? ¿A los temores de la gente? ¿A lo que afirman algunos basados en falsos argumentos tomados de la teoría de la conspiración? ¿Sucumbiremos al advenimiento de desastres económicos? ¿Seguiremos este año prestando oído a las fábulas más que a la palabra del Señor? No, amado lector, este es el año en que debemos por fin obedecer a lo que Jesús nos enseña por su palabra. El 2013 es el año de estar espiritualmente preparados, de estar firmes, de poseer una vida inconmovible.

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