El secreto de un ministerio eficaz

January 14, 2013

El autor de este escrito [1], quien firma como "Un amante de las almas", entrega una preciosa enseñanza en una carta dirigida a un joven pastor, el cual le solicita su opinión sobre la relación entre el éxito en su ministerio y la oración. El joven pastor pregunta lo siguiente: "Si oro por los pecadores constante y fielmente en secreto, si confieso y deploro el pecado de mi pueblo ante Dios ¿será corroborado mi ministerio de más poder y unción del Espíritu Santo? ¿Y se convertirán las almas a proporción de mi esfuerzo, con tal que obro con fe? Hábleme con toda franqueza, hermano, sobre estos asuntos, como un padre en el Evangelio a su hijo. No le hago tales preguntas con otra mira que la de hacerme idóneo para la obra de Dios."

El autor—Un amante de las almas—luego de proveer algún fundamento bíblico, se detiene antes de seguir presentando argumentos con el fin de fijar la atención del joven pastor en el siguiente supuesto: "Permítame que le diga, que doy por sentado que Dios le ha salvado del orgullo, del amor al dinero, del temor del hombre, y específicamente del mero celo de partido o secta. Si Ud. quiere pecadores convertidos sólo para granjearse un nombre en la iglesia, para hinchar su partido, o para mostrar cuán grandes hazañas es capaz de hacer Ud., Dios no le usará." Esta premisa representa el verdadero secreto de un ministerio eficaz.

El supuesto anterior apunta directamente a la motivación más íntima que debe estar en lo profundo del corazón no sólo en los pastores de ayer, sino con mayor razón en los pastores de hoy. Pablo aconseja de manera similar a Timoteo, también un joven pastor. Si la motivación íntima del corazón es cualquier otra cosa menos el amor que solamente Dios pone por las almas, el dictamen es claro, "Dios no le usará." Podríamos imaginar que Dios nos usa, pero no será otra cosa sino algo absolutamente humano. ¡Que hermoso consejo!

No cabe duda que este joven pastor llegó a ser un gran hombre de Dios, pues solicita en humildad la opinión sincera de un hermano con el sólo deseo de llegar a ser mejor para la obra de Señor. Dios ponga en todos nosotros la humildad para escuchar de otros el sabio consejo y tener las motivaciones correctas en todo lo que hacemos para la obra de Dios.

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Referencias
[1] El Secreto de un Ministerio Eficaz. Revista Fuego de Pentecotés, n1, Enero 1928. Reproducido en la Revista Fuego de Pentecostés, n1000, Diciembre 2012.

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