
La sal ha sido un elemento fundamental en los rituales religiosos desde épocas prehistóricas en todas las civilizaciones. La sal simboliza la incorruptibilidad, ha sido y está considerada como una sustancia consagradora. En el siglo IV antes de nuestra era un filósofo griego llamado Platón acuñó la frase refiriéndose a la sal: "cuerpo de los dioses." Hay muchas historias y leyendas mitológicas referentes a la sal; por ejemplo, en un tiempo fue considerada como sueldo de los soldados romanos, de aquí deriva la palabra salario, o cuando se cerraba un negocio se intercambiaban sal en señal de pacto inquebrantable, etc., etc. La sal ha sido usada desde tiempos muy antiguos como medicina, conservadora de alimentos, en la cocina y, en más de mil cuatrocientos usos diferentes hasta estos días.
La sal se llama científicamente Cloruro de Sodio (sal de cocina, sal de mesa o sal común). Su fórmula es NaCl [1] es un compuesto formado por estos dos elementos (Na=Sodio y Cl= cloruro). Como curiosidad agregaremos que estos dos elementos son nocivos al encontrarse en estado natural. El Sodio es un elemento blando como la cera y de color plateado brillante que reacciona violentamente al mojarlo con agua que produce llamas. Por su parte, el Cloro es un gas de color verdoso tan venenoso que ha sido usado como arma de guerra (I guerra mundial). Cuando estos dos elementos se enlazan se produce una reacción química formando un compuesto cristalino, el cloruro de sodio (sal común), tan inofensivo que la comemos todos los días como parte de nuestra dieta alimenticia. La sal se encuentra en la naturaleza en estado liquido en el mar, ríos y fangos pantanosos que para solidificarla necesita la participación de altas temperaturas y, como mineral en grandes yacimientos llamados salares.
Las Sagradas Escrituras tienen como treinta referencias, según los más doctos, que nos hablan sobre la sal. Pero no es lo que nosotros estamos tratando de descubrir, sino qué quiso decir Jesús al comparar con la sal a sus discípulos. Pasemos a continuación a ver algunos pensamientos escritos en relación con este hermoso tema en estudio. Para ello nos trasladaremos en el tiempo y al lugar de esta parte del discurso de nuestro Salvador Jesús.
El Señor está dirigiéndose a sus discípulos en el sermón del monte, revelándoles las bienaventuranzas. El motivo: enseñarles el fundamento del Nuevo Pacto de Dios con los hombres. Así como lo hizo Dios con Moisés en el monte de Sinaí cuando le entregó la Ley que regiría los destinos del pueblo de Israel entre el fuego, humo, relámpagos y truenos que el pueblo israelita quedó aterrado. Haciéndolos testigos y responsables del Pacto que hacía con ellos al ver tan magnífica e impresionante escena mientras la tierra temblaba en aquél lugar con su potente voz. Este Pacto con el pueblo como testigo tendría como señal: la sal, así lo dice en Levítico (2:13): “Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, Y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del Pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal”. Este antiguo Pacto de Dios estaba llegando a su fin .Y se da comienzo a lo dicho por el profeta Jeremías: “He aquí vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo Pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.” (Jer 31:31).
Ahora podemos empezar a comprender que tan importante era este momento solemne cuando el Hijo de Dios les dice a sus discípulos después de realizar su sermón y colocar las base del Reino de Dios en los corazones de estos humildes hombres: “Vosotros sois la sal de la tierra”, “La alianza nueva de Dios” o “nuevo Pacto” como dijo Jeremías. Pero aquí falta la señal del nuevo Pacto que será diferente a la del antiguo que hizo en monte Sinaí cuando habló con Moisés. No será con la sal cristalina que todos podemos palpar, sería este pequeño grupo purificados con la verdadera sal que descendió de los mismos cielos, Dios mismo despojado de toda su gloria en el cuerpo de Jesús quien le dice: “Vosotros sois la sal de la tierra.” ¡Que tremenda responsabilidad cae sobre estos fieles seguidores del Señor Jesús! ¿Cuánto silencio se habrá producido en aquella hora en cada uno de ellos, por esa tremenda delegación de tan grande responsabilidad?
Ya se dijo anteriormente que la sal tenía variados usos. Comúnmente se usaba para cocinar. La sal sirve en forma regulada para darle sazón a las comidas, que quede a punto para que sea agradable al paladar. Y así se conocerá al buen o al mal cocinero. La sal sazona las comidas, no las comidas le dan sazón a la sal.
Para ello leamos que nos dice el apóstol Pablo en Colosenses (4:5):”Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis como debéis responder a cada uno”. O sea, nuestras palabras sean agradables al oído de los que nos escuchan. Que se note que la gracia de Dios está con nosotros cuando conversamos. “De la abundancia del corazón habla la boca”, lo dijo el Señor en una ocasión (Luc 6:45). La sal nunca dejará de ser sal, por lo tanto un cristiano debe ser en todo lugar donde se encuentre un buen cristiano.
El Señor Jesús enseñaba: “Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida (sin sabor) ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojarán fuera. El que tiene oídos para oír oiga. (Luc 14:34-35).
Mas arriba describimos que la sal desde muy antiguo se usaba como medicina. Veamos en Las Escrituras que nos habla al respecto el profeta Eliseo: “Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella “sal.” Y se la trajeron. Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.”. (2Re 2:20-21) ¡Qué maravilloso es esto! La sal es usada para sanidad de las aguas en aquél lugar de Jericó… Las aguas simboliza el pueblo, nuestras ciudades, el mundo entero…Y bastó una vasija de sal para que fueran sanadas y, leamos con cuidado: “Y no habrá más en ellas muerte ni enfermedades”. ¡Jehová lo dijo: Yo sané estas aguas! ¡Qué grandioso amor de Dios!
Nuestro salvador, en San Marcos (9:49), dice: “Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal”. La sal también significa “Gracia” o Don de Dios, es una virtud que hace agradable a la persona que la tiene… ante los ojos de Dios y ante los ojos de los hombres.
Más arriba Jesús comentaba si la sal se hiciera insípida, sin sabor, ¿Con qué se sazonará? ¡La tierra está enferma! Y el culpable de todo esto es el hombre. La corrupción era tan grande en ese momento en que el Señor estaba en aquél monte enseñando a sus discípulos que necesitaba urgente vaciar una vasija con sal como lo hizo Eliseo. ¡Vosotros sois la sal de la tierra! ¡Vosotros sois la sanidad de las naciones! ¡Donde vosotros estéis serán salados y sanados y no morirán los que os oyeren las palabras que habéis recibidos de esta sal que descendió del cielo! La sal no puede perder su sabor a menos que vosotros mismos dejéis que se haga insípida. ¡Vosotros ya habéis sido salados, por el conocimiento que os he revelado, por lo tanto, idos por la tierra y sanarla con el poder de mi Palabra! ¡Vosotros sois las vasijas nuevas que pidió Eliseo con la sal que salará las aguas enfermas y la tierra estéril!
La sal con el agua se disuelve y el agua continúa incolora, pero adquiere el sabor de la sal. Y al ser evaporada el agua, la sal no pierde sus características de sal sólida. No pierde su sabor. Lo mismo pasa con el cristiano, aunque esté en el mundo siempre será cristiano y el mundo no lo hará perder sus características de cristiano, al menos que él esté dispuesto a despojarse de tan grande honra de parte de Dios. Esto es la sal insípida.
Estos varones elegidos por Jesús supieron cumplir con el Mandato de su Maestro. No se hizo insípida este poco de sal que estaba con él en aquél lugar. Ellos fueron fieles; obedientes. Y tomaron con mucha responsabilidad y seriedad lo ordenado por su Señor y Maestro.
La sal también es mortífera amados en el Señor si es mal usada. Los romanos cuando conquistaban alguna ciudad, según la historia, a los campos de sus alrededores los llenaban con sal para que quedaran estériles, sin frutos. Años antes, lo mismo había hecho Abimelec, cuando destruyó la ciudad de Siquem, y la sembró con sal (Jue 9:45.)
Que importante es este tema que hemos tomado para nuestra meditación en esta oportunidad, se podría agregar muchos comentarios más en relación a la sal, pero sólo haremos uno más para finalizar. Ya se dijo que la sal purifica, preserva contra la putrefacción, evita la corrupción, es medicinal, y por último es mortífera. Por lo tanto debemos ser verdaderos administradores de la sal. A veces con nuestras palabras podemos matar a nuestro prójimo. “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” (1Jn 3:15.)
La sal es prudencia, es humildad, es mansedumbre, es sobriedad, es respeto hacia su prójimo, es sinceridad, es verdad, es integridad, es amabilidad. “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis “cómo debéis responder a cada uno.” (Col 4:5-6.) ¡Para la Gloria de nuestro Dios!
--Testigo Fiel
Referencias
[1] Comentarios sobre la sal condensado de Wikipedia la enciclopedia libre. <http://www.wikipedia.org>
1 comment:
Gracias hermano por esta aclaración, pero tengo una duda hablando de la sal en la biblia, cuando la esposa de lot fue convertida en estatua de sal, ahí toma como un sentido de castigo y no entiendo bien por que. Ojala Pueda ayudarme a entender esto. Gracias y bendiciones. Perdone la molestia.
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