Solamentevivid de una manera digna del evangelio de Cristo,
para queya sea que viniendo y viéndoos,
o estando ausente,oiga acerca de vosotros que estáis firmesen un espíritu,luchando unánimes por la fe del evangelio,
y no siendo amedrentados en nada por los que se oponen,lo cual es una señal de destrucción para ellos,
mas a vosotros de salvación;
y esto de Dios.Filipenses 1.27-28
Larga frase de Pablo que comienza con un verbo, conjugado en modo imperativo (gr., πολιτεύεσθε), que en algunas versiones se traduce como: vivid, conducíos o comportaos. Curiosamente, aparece solamente dos veces en el Nuevo Testamento; el otro pasaje se encuentra en Hechos 23.1, que también es un dicho de Pablo.
El uso de este verbo en aquella época daba a entender la idea de vivir en la ciudad o estado como un ciudadano libre. Los hermanos de Filipos eran ciudadanos romanos. Pablo, entonces, aprovecha este hecho usando 'πολιτεύεσθε' para literalmente mandar a sus hermanos a vivir en la ciudad romana de Filipos como ciudadanos dignos de vuestra patria celestial. Es decir, la salvación que Cristo otorga al creyente, lo dignifica de tal manera, que su conducta ante la sociedad debe ser de acuerdo al estándar que otorga la ciudadanía del cielo; practicando justicia, misericordia y humildad. Y la pregunta es: ¿cómo estamos nosotros viviendo allí en el lugar donde Dios nos tiene?
Pablo incluso espera de sus hermanos estar firmes, luchando unidos por la fe del evangelio, sin miedo a los que se oponen. Sin embargo, hoy se observa a muchos cristianos que simplemente no temen violar el estado de derecho, ni tienen como imperativo colaborar con el bien común, aludiendo a razones más bien egoístas, que en nada armonizan con la lucha por la fe del evangelio. Lo noble de la causa de Cristo requiere un alto estándar de vida en sociedad, y la lucha no es contra sangre ni carne, sino aquella de índole espiritual. ¡Que Dios nos ayude!
--RJM
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