Willis y Mary, un Matrimonio Misionero

March 11, 2016

Por Eric Araya Navarrete
IEP Vallenar

Willis C. Hoover
Willis Collins Hoover nació el 20 de julio de 1858 en las cercanías de Freeport, Illinois, Estados Unidos1. Hijo de Daniel Hoover y Rebecca Kirk, miembros activos de la Iglesia Metodista Episcopal, pertenecientes a la línea más conservadora representada por el movimiento de la santidad.

Su padre, Daniel, fue descrito como “un hombre de convicciones religiosas profundas… Su fe y su religión eran ásperas, sin tolerancia hacia lo malo lo cual le había [otorgado] gran respeto y admiración”2.  También, su madre, Rebecca, fue caracterizada como “una mujer bondadosa y caritativa, amada por cuantos la conocieron. Miembro fiel y devoto de la Iglesia Metodista Episcopal por muchos años. Encontró tiempo para asociarse con la sociedad misionera de su iglesia, a la vez de ser miembro de la W.C.T.U. [Unión cristiana de mujeres para la temperancia o abstinencia de bebidas alcohólicas]”3.  Todo esto nos permite reconstruir e imaginar el ambiente familiar que acogió a este pequeño gringuito, rubio y de ojos azules, que sería grande en el Señor.

Su familia pertenecía a la clase media alta, su padre había logrado acumular una pequeña fortuna al lanzar al mercado el jabón “German”, que después de la guerra civil norteamericana llegó a ser muy popular en el oeste4.

Durante la guerra de la secesión Willis vivió con su madre y hermanos junto a sus abuelos, debido a que su padre fue llamado a servir al ejército5;   pero lo que podría haber causado algún trastorno de personalidad no afectó su crecimiento y desarrollo. Desde pequeño fue un ávido lector de literatura cristiana, confeccionando con sus manos un cuaderno en donde coleccionaba testimonios6.

Siempre fue el mejor alumno de su curso y esto permitió que ingresara a estudiar medicina en Chicago. Fue diplomado en 1884 y se dedicó por los seis siguientes años a ejercer su profesión en Oak Park, Illinois, sintiendo el llamado a servir en el campo misionero sudamericano. Se comprometió con el Señor para ir tan pronto como pagara sus deudas y encontrara esposa7.

Ingresó a una escuela de preparación para misioneros y el 27 de diciembre de 1887 contrajo matrimonio con Mary Ann Louise Hilton8.

Willis Collins Hoover, 1888.
En 1889 se embarcó rumbo a Chile el matrimonio Hoover, quien ya esperaba a su primera hija. Arribaron al puerto de Iquique la segunda quincena de octubre y en diciembre vio la luz la primogénita, Helen9.

En 1890 reemplazaron a los esposos Gilliland como maestros en el Iquique English College, asumiendo Mr. Hoover la dirección. También, Willis fue puesto a cargo de la predicación en castellano prosperando la obra10.

Con el tiempo, en 1892, se presentó la oportunidad de comprar y trasladar al colegio a una propiedad y más grande11,  siendo de gran gozo, pues habían experimentado duras pruebas al haber sido testigos de la guerra civil de 1891 y al haber sufrido la pérdida de Arthur, su segundo hijito12.

En 1893 Hoover cedió el cargo de director a Winans para dedicarse por completo a la evangelización13.  La congregación aumentó para sumar doscientos en junio de 1894 y el matrimonio fue bendecido con la presencia de la pequeña Rebecca14.  En octubre del mismo año de improviso la fiebre tifoidea atacó a la familia y se vieron forzados a regresar a los Estados Unidos. La iglesia quedó a cargo de Alberto Vidaurre15.

A su regreso, en 1896, la congregación había sido dividida y dispersada por su reemplazante y tuvo que ser reorganizada. Mas Dios no les desamparó y nuevamente comenzó a atraer a los necesitados. Ese año fue nombrado Presbítero Presidente del Distrito de Iquique, cargo que ejerció hasta 190116.

La iglesia se reunía en una carpa en un terreno arrendado, debido a esto se comenzaron a recolectar fondos y el sábado 19 de octubre de 1901 se realizó la colocación de la primera piedra. El sitio para la edificación se ubicaba en el centro de la ciudad en calle Amunátegui y durante cuatro meses se construyó, consagrándose el nuevo templo el 2 de febrero de 1902 con la presencia del Obispo McCabe y quinientos asistentes17.

Templo de la Iglesia Metodista
Episcopal de calle Amunátegui,
en Iquique.
El domingo 16 de marzo el pastor y su esposa se despidieron de la iglesia en Iquique. Lágrimas rodaron por las mejillas y abrazos expresaron el cariño, la familia Hoover era trasladada a Valparaíso, dejando una congragación establecida. El viernes 21 los hermanos y hermanas despidieron a sus amados en el muelle; habían llegado dos y cinco decían adiós, Ernest tenía dos años18.

El viernes 28 de marzo la congregación porteña recibió a los Hoover, algunos fueron al muelle para después dirigirse a la habitación donde se esperaba al pastor y familia19.

El pastor Hoover fue nombrado Presbítero Presidente para el distrito de Valparaíso en 190220.  Ese mismo año visitó por primera vez Punta Arenas y apoyó la labor desarrollada por Tiburcio Rojas, quien 1898 junto a otras 15 personas se había trasladado desde Iquique a Magallanes21.  Año de bendición pues en Valparaíso Dios movió los hermanos y hermanas teniendo un avivamiento.

En 1903 Mr. Hoover mantuvo los cargos que desempeñaba y se preparó para nuevamente viajar a Punta Arenas el verano de 190422. El segundo semestre de ese año la familia Hoover visitó los Estado Unidos y dejaron a Helen y Rebecca con los parientes para que se educaran23. Regresaron en noviembre a Valparaíso en medio de gran alegría, para nuevamente visitar Punta Arenas y supervisar la compra de una propiedad y edificación de casa pastoral y sala de reunión24.

Willis Hoover y sus hijas, Helen y
Rebecca, en Estados Unidos, 1904.
Durante 1904 y 1905 Hoover ocupó la presidencia del distrito de Santiago. Fue en este último año que tuvieron que soportar la peste de la viruela en Valparaíso, pero esto impidió el viaje de noviembre a Punta Arenas25.

En 1906 y 1907 estuvo a cargo del Distrito Central, período que también manifestó sus dificultades26.  Un gran terremoto e incendio afectó en 1906 a Valparaíso, destruyendo gran parte de la ciudad y los bienes de la iglesia. De los Estados Unidos se recibió una carpa que sirvió de templo en 190727.

En el año 1908 fue decretado que los Presbíteros Presidentes serían llamados Superintendentes de Distrito. Mr. Hoover continuó al frente del Distrito Central hasta 1909, año en que se gestó el avivamiento. En este período se edificó el templo de calle Olivar en Valparaíso28.

En 1910 Hoover había sido relevado de sus cargos por la Conferencia, debido a su conexión con el avivamiento. Esto desencadenó el más cruel hostigamiento y finalizó con la formación de la Iglesia Pentecostal, de la cual el pastor Hoover fue Superintendente29.

Los primeros años de vida de la nueva iglesia fueron difíciles porque los medios económicos no daban abasto, pero Dios les proveyó. Como fundador y Superintendente constantemente estaba de viaje por las distintas ciudades y pueblos, organizando iglesias y juntas de oficiales, administrando la Santa Cena.

A fines 1911 asistió a reuniones y convenciones pentecostales en los Estados Unidos para regresar a principio de 191230.  Al año siguiente regresó su esposa para volver a Chile con Helen.

En 1917 asumió la redacción de la revista Chile Pentecostal y prosiguió con sus visitas a las congregaciones. Cada año era mínimo una anual. Al año siguiente compraron la propiedad de Retamo Valparaíso, con dinero enviado por los Hoover, y remodelaron la bodega existente para acondicionar una gran sala de culto31.

En 1920 su salud junto con la de Mrs. Hoover fue quebrantada y tuvieron que regresar a los Estado Unidos, él para ser operado y ella para morir. En Chile Víctor Pavez quedaba como Superintendente Interino32.

Al volver en 1921 a Valparaíso, lo hizo sólo pues su amada esposa yacía en los brazos del Señor. Siguió adelante y no miró atrás, continuó con su labor evangelizadora, no tan solamente en Valparaíso, sino que también en el resto del país.

En 1923 recibió a su hija Helen, que había enviudado, con sus cinco hijos en su hogar. Crió a sus nietos y fue como un padre para ellos33.

Willis Hoover y nietos, 1923.
En 1927 inició un estudio bíblico para misioneros en su hogar, para posteriormente en 1930 enviar los primeros predicadores a Argentina34.

En el año 1929 junto con Elías López visitó Perú y el norte de Chile. En aquella gira Dios le sanó y recuperó su memoria, que había estado fallando. Además edificó el templo del Cerro Larraín, con capacidad para 500 personas, con su propio dinero35.

Pero como Satanás no se duerme, levantó una gran tempestad y los años 1932 y 1933 fueron de gran dolor para Hoover. Fue calumniado y despreciado injustamente, viendo con sus propios ojos como aquellos que estaban con él le aborrecían y se apartaban, la iglesia se dividía36.  Él continuó al frente de la dirección de los fieles y falleció el 27 de Mayo de 1936.

Sus funerales fueron muy concurridos, pese a las inclemencias del tiempo más de dos mil personas  le despidieron, delegaciones de todo Chile e iglesias hermanas le acompañaron al campo santo37.

Su persona y carácter
Willis Hoover fue amado y querido en gran manera por su congregación e iglesia. Aunque no era de grandes expresiones en sus sermones, estos cautivaban a la audiencia. Aprendió el castellano y logró internalizarlo, pero su acento extranjero no lo abandonó jamás38.

Afable y cariñoso, no hacía distinción entre los hermanos y hermanas, ayudándoles en todo cuanto le era posible39.  Hasta la actualidad sigue presente en la memoria de su iglesia, traspasando las generaciones.

Era amante de la música y gustaba del canto, estando su deleite en escuchar el testimonio de la obra de Dios en los corazones de los creyentes. Consideraba que el cristiano debía gozar de una vida integral, por lo mismo educó a su congregación en todo ámbito, economía doméstica, salud, presentación personal, higiene y buenas costumbres, expresión oral, etc.40  Su máxima era “para toda cosa que sea preciso hacer, hay una manera perfecta de hacerla”41.

Supo estar a la altura de sus hermanos y hermanas, y escuchar sus ideas y propuestas. Pero en cuestiones de moral y ética cristiana fue intransigente, sus raíces wesleyanas nunca se perdieron y fueron traspasadas a su congregación. Era muy bíblico y espiritual. Cuando su vida era tocada por el poder de Dios, alababa a su Señor en inglés y escapaban de sus labios expresiones de loor: ¡My Jesus, my Lord!42

Nunca dejó sus contactos en el extranjero, sino que los cultivó por medio de cartas. Nadie que acudía a él por consejo, salía defraudado, más bien fortalecido. Se daba el tiempo para resolver las dudas e inquietudes de sus hermanos cercanos y lejanos, en visitas y escritos.

Por medio de la revista adoctrinó a su iglesia y su obra echó las bases del pentecostalismo. Su consejo sigue resonando en nuestras vidas:
Que la Iglesia Evangélica Pentecostal debe vivir hoy  y siempre conforme al molde inamovible y eterno de las Escrituras, sin que haya en nuestras vidas y en nuestro ministerio otro Evangelio distinto del que Jesús predicó y rubricó con su sangre en el madero de  la cruz.43

Mary Ann Louise Hilton de Hoover
Nació en los Estado Unidos, probablemente en Oak Park, Illinois, en 1864. Fue convertida a los veinte años en la Iglesia Metodista Espiscopal de su pueblo natal en 1884, siendo una activa militante del movimiento de la santidad.

Ingresó al Chicago Christian Training School for City Home and Foreign Missions y después al Chicago Deaconess Home para prepararse para ser misionera. En esos años conoció a Willis Hoover, quien se le declaró de una formal inusual, preguntándole: ¿Me acompañarías tú al campo misionero? Y Mary respondió “sí.”44

El 27 de diciembre de 1887 Mary Hilton contrajo matrimonio con el joven médico Willis Hoover. Embarcándose rumbo a Chile en 1889, arribando al puerto de Iquique la segunda quincena de Octubre45.

Mary Anne Louise Hilton de Hoover.
Fue madre de Helen, Arthur, Rebecca, Ernest y Paul. Teniendo la dolorosa pérdida de su segundo hijo en 1892. En 1894 regresó a Norteamérica al enfermar de fiebre tifoidea, pero retornó a Chile en 1896.46

En Iquique junto a Willis Hoover trabajó en el Colegio Inglés y en la congregación de habla hispana. Fiel colaboradora de su esposo, pues debido a sus cargos se ausentaba bastante de la ciudad y ella administraba la casa y cumplía labor pastoral. Aprendió castellano, pero no del todo bien47.

Al trasladarse a Valparaíso participó en la directiva de la Liga Epworth y en la Escuela Dominical48.

Durante el terremoto de 1906 fue salvada milagrosamente junto a sus hijos del terremoto que azotó al puerto.

Su rol durante el período del avivamiento fue destacado, apoyando y animando a su esposo. Era amiga de Minnie Abrams, quien le envió un folleto narrando la obra del Espíritu en la India, en el hogar de Pandita Ramabai, un escrito que provocó en los Hoover el gran deseo de buscar el bautismo49.

Fue ella quien durante la Conferencia Anual de 1910, desde la galería, alzó su voz y dijo: ¡No, señor Hoover, comemos pan duro con los hermanos chilenos, pero sigamos con el avivamiento del Espíritu Santo adelante! Y después en abril, cuando los hermanos se separaban, le dijo: Salgamos con ellos50.

Junto a las hermanas de Valparaíso, en los inicios de la obra pentecostal, predicaba en las calles. Ella fue la guía espiritual de las mujeres, marcando sus vidas. Tenía el don de la exhortación51.

Esta misionera cautivaba a los suyos, por su amabilidad y cariño. Incluso el periodista del diario El Chileno, que fingió una conversión, describió  y aduló a la Mrs. Hoover, “la mujer de lentes”, en uno de sus artículos destacando su gentil recepción52.  Además tenemos las palabras del Chile Evangélico que manifestó que: "La señora Hoover es una verdadera madre para el Israel de Dios, por sus saludables consejos muchas niñas han elegido la buena parte del reino de los cielos la cual no será quitada."53

Al igual que su esposo, animaba a los padres a que enviaran a los niños a la escuela para que fueran educados, especialmente a las niñas que, por las condiciones de la época, eran menoscabadas en el hogar54.

Familia Hoover en 1913.
En 1913 llevó a Ernest y Paul a los Estados Unidos para matricularlos en la escuela, y visitar a los parientes. Ella siempre velaba por el bienestar de sus hijos.

De regreso en Chile siguió apoyando a Mr. Hoover, quien por su cargo de superintendente y otros, se ausentaba por períodos prolongados. Ella se preocupaba de la casa y, con el ayudante del pastor, de la congregación.

Lamentablemente en 1920 enfermó de cáncer y tuvo que retornar a su tierra, pero su salud no fue repuesta, falleciendo en 1921. Esto afectó a Hoover que amaba entrañablemente a su compañera de milicia.

Su recuerdo permaneció intacto en la congregación y muchas veces parecía como si estuviera viva. Se escuchaba a las hermanas decir: “La Missy Hoover decía…” o “La Missy Hoover lo hacía así.”55

Su ejempló inspiró a mujeres que más tarde serían misioneras y esposas de pastores. Y aunque la historia no nos aporta la debida información de ella, cabe mencionar que fue un pilar fundamental de la Iglesia Pentecostal y de su amado Willis Hoover. 

“Ella decía que era más chilena que muchos de los propios hijos […] de Chile, ya que […] era capaz, a pesar de creer como cristiana, en una patria mejor, gustar de Chile y daba su vida para que Chile fuera para Cristo."56


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Notas y Referencias
1Datos obtenidos del pasaporte de Willis Hoover. Ver: Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002.
2Freeport Daily Journal, 28 de Noviembre de 1898; citado en: Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 152.
3Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 155.
4Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág.153.
5Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág.153.
6Fuego de Pentecostés”.
7Fuego de Pentecostés”, Nº 93, Junio de 1936, pág. 2 y 14; “The Latter Rain Evangel”, Junio de 1914, “A través de peligros y privaciones”, citado en: Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 146.
8Rasmussen y Helland. La Iglesia Metodista Pentecostal. Ayer y Hoy. Tomo I. Editado por Plan Mundial de Asistencia Misionera en Chile, Santiago, Chile, 1987, pág. 30. Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 139.
9Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 140.
10Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 87 y 88.
11Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 645.
12Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 139 y 140.
13Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 646.
14Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 88. Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 263.
15The Latter Rain Evangel”, Junio de 1914, “A través de peligros y privaciones”, citado en: Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 146 y 147.  Arms, Goodsil F., History of the William Taylor Self-Supporting Missions in South America; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 88.  
16Acta de la Conferencia Anual de Sudamérica 1897, citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 88.
17El Cristiano”, 10 de Noviembre de 1901 y Acta de la Conferencia Anual Sudamericana de 1902; citados en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 89 y 90.
18El Cristiano”, 10 de Abril de 1902; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 90.
19El Cristiano”, 10 de Abril de 1902; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 255.
20Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 255.
21El Cristiano”, 10 de Enero de 1903; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 556-558.
22El Cristiano”, 25 de Enero de 1904; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 560 y 561.
23El Cristiano”, 20 de Junio de 1904; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 262.
24El Cristiano”, 28 de Noviembre de 1904; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 562.
25Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 265, 564,565 y 619.
26Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 619.
27Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 268 y 269.
28Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 620. Hoover, Willis. Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile. Imprenta Excelsior, Valparaíso, 1948, pág. 17-55.
29Hoover, Willis. Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile. Imprenta Excelsior, Valparaíso, 1948, pág. 69-104.
30Chile Pentecostal”, Año II, Nº 13, Concepción, 25 de Noviembre de 1911.
31Corporación Iglesia Evangélica Pentecostal, Historia del Avivamiento. Origen y Desarrollo de la Iglesia Evangélica Pentecostal. Imprenta Eben Ezer, Santiago, 1977, pág. 378 y 379.
32Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 183 y 184.
33Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 184.
34Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 189 y 213.
35Fuego de Pentecostés”, Nº 93, Junio de 1936, pág. 14.
36Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 235-260.
37Fuego de Pentecostés”, Nº 93, Junio de 1936.
38Entrevista con la hermana Graciela Aguilera, 90 años. Viña del Mar, Febrero de 2007.
39Entrevista con las hermanas Olga e Iris Jara. Valparaíso, Febrero de 2006.
40Entrevista con la hermana Myrta Olivares Gómez, bisnieta de Willis Hoover. Limache, Febrero de 2006.
41Fuego de Pentecostés”, Nº 357, Mayo de 1959, pág. 7 y 8.
42Entrevista con la hermana Graciela Aguilera, 90 años. Viña del Mar, Febrero de 2007.
43Corporación Iglesia Evangélica Pentecostal, Historia del Avivamiento. Origen y Desarrollo de la Iglesia Evangélica Pentecostal. Imprenta Eben Ezer, Santiago, 1977, pág. 117.
44Rasmussen y Helland. La Iglesia Metodista Pentecostal. Ayer y Hoy. Tomo I. Editado por Plan Mundial de Asistencia Misionera en Chile, Santiago, Chile,  1987, pág. 30.
45Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 139 y 140.
46Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 139-150.
47Entrevista con la hermana Graciela Aguilera, 90 años. Viña del Mar, Febrero de 2007.
48El Cristiano”, 2 de Agosto de 1909; citado en: Snow B., Florrie, “Historiografía Iglesia Metodista de Chile 1878-1918”, Tomo I, Ediciones Metodistas, Concepción, 1999, pág. 274.
49Hoover, Willis. Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile. Imprenta Excelsior, Valparaíso, 1948, pág. 14 y 15.
50Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 139-150.
51Salazar, Elizabeth del Carmen. Todas Íbamos a ser Reinas. Historia del Pentecostalismo desde la Perspectiva de la Mujer. 1909-1935. Campus San Bernardo, Universidad  Metodista, San Pablo, Brasil, 1995.
52El Chileno”, 26 de Septiembre de 1909, Valparaíso, pág. 1.
53Chile Evangélico”, Nº 41, Concepción, 21 de Julio 1910.
54Salazar, Elizabeth del Carmen. Todas Íbamos a ser Reinas. Historia del Pentecostalismo desde la Perspectiva de la Mujer. 1909-1935. Campus San Bernardo, Universidad  Metodista, San Pablo, Brasil, 1995.
55Entrevista con hermana Graciela Aguilera, 90 años. Viña del Mar, Febrero  2007.  Hoover G., Mario. El Movimiento Pentecostal en Chile del Siglo XX. Santiago, Eben-Ezer, 2002, pág. 139-150.
56Salazar, Elizabeth del Carmen. Todas Íbamos a ser Reinas. Historia del Pentecostalismo desde la Perspectiva de la Mujer. 1909-1935. Campus San Bernardo, Universidad  Metodista, San Pablo, Brasil, 1995.

3 comments:

Anonymous said...

Una maravillosa reseña de este maravilloso hombre de Dios y su linda esposa!!!.....Gracias por compartirla.
Dios les bendiga.

RUTH

Unknown said...

Muy interesante y emotivo la historia y resena, de este gran misionero y su esposa...pero la labor continua, y hoy no es diferente, como lo fue ayer, la persecucion y el menosprecio continua en contra de los misioneros, nuestras oraciones sean, constantemente en favor de ellos, donde quira que Dios los tenga
Atte:Hno Jorge Cisternas
Jacksonville.Fl

Anonymous said...

Es interesante ver que ambos, tanto el Rev. Pastor W C Hoover como su esposa tuvieron preparación teologica... ¿será necesario que los llamados al ministerio pastoral tengan esta misma preparación biblica? Estará mal que los llamados al ministerio se preocupen por prepararse adecuadamente para el trabajo encomendado. WC Hoover lo hizo, y sin duda Dios utilizo ese conocimiento para su gloria.

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