Una vez más vemos con asombro como la naturaleza azota a la humanidad con un masivo terremoto y posterior tsunami en el Japón que ha dejado cientos de víctimas fatales y muchos desaparecidos. Los resultados iniciales entregados por el Instituto Nacional de Geofísica y Volcanología de Italia muestran que el terremoto de magnitud 8.9 Richter movió el eje de rotación de la tierra cerca de 25 centímetros, acortó el día en 1.6 microsegundos [1] y produjo un desplazamiento de la costa de Japón de 2.8 metros. El año 2010, la magnitud de 8.8 Richter del terremoto que hubo en Chile acortó el día en 1.26 microsegundos y la inclinación del eje de la tierra se movió en 8 centímetros, en base a datos proporcionados por la NASA [2]. En el terremoto de Sumatra en el año 2004 también hubo un acortamiento del día, pero el cambio en el eje de la tierra fue menor.
Todos sabemos que esto tiene directa relación con las profecías acerca de la segunda venida de Jesucristo a la tierra. En Mateo (24:7, 22 y 23) dice: Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares…Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
La generación de nuestros días se encuentra en la misma situación de privilegio de aquella que vio a nuestro Señor Jesucristo caminando en la tierra hace dos milenios atrás. Y por lo tanto, de esa generación podemos todos aprender y sacar una lección para nuestras vidas. Vemos que a pesar de que ellos tenían profecías e indicaciones que hablaban de la primera venida del Hijo de Dios a la tierra a través de una virgen, increíblemente solo unos pocos fueron capaces de leer y entender los tiempos de aquella época. La gran mayoría no estuvo preparada para recibir a nuestro Señor. Es importante entonces que nosotros estemos conscientes de cómo estaban preparados aquellos pocos a quienes Dios sí se reveló en su primera venida. De ahí podemos extraer enseñanzas valiosas para saber cómo nosotros debemos estar preparados. Pongamos atención y muchísimo cuidado a la formula que nos dejó el maestro para conocer los tiempos: De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas (Mateo 24:32-33.) Todas estas cosas no nos permiten predecir el momento exacto—el día y la hora—como algunos lo intentan hacer, pero sí nos indican claramente que el instante en que aparezca nuevamente el Hijo de Dios en su segunda venida está cerca.
En conclusión, estamos viendo todas estas cosas que han sido predichas por nuestro Señor y por tanto conocemos que Jesucristo está cerca ¡a las puertas! La gran pregunta es: ¿Estamos preparados? ¿Estoy yo preparado?... Dios nos ayude para que verdaderamente aprendamos de aquellos pocos que sí estuvieron preparados para recibir al Mesías en su primera venida.
Mientras esperamos preparados en el escenario de esta tierra, elevemos nuestras oraciones al Padre por todos aquellos que sufren las consecuencias de este devastador terremoto y tsunami en Japón.
Referencias
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